Gabriel hereda una colección de abanicos hechos a mano por su abuela Jacinta, que él venderá a diferentes mujeres cuyas historias de amor, desdicha, esperanza o deseo son como los vientos: apasionadas, inquietas, rebeldes o serenas. Todos ellos están en venta excepto el hecho de carey que Gabriel entregará a la mujer que ame, tal y como le pidió doña Jacinta antes de morir.

Un narrador creado con artes alquímicas escribirá la historia de cada abanico que mostrará entre escombros de sueños y esperanzas los desvelos de damas de toda condición, porque «La vida es eso: recoser las costuras que se sueltan, zurcir el daño, reforzar los pasos, continuar… ».

Como epílogo a esta novela de vientos y esperanzas la autora incluye «El lenguaje secreto de las sirenas», un idioma olvidado, que ellas inventaron y del que las mujeres fueron únicas guardianas y herederas. El vendedor de abanicos rescata el vaivén de la vida a saltos, a danzas, a sueños, a vientos…